Los mercados han actuado castigando las erráticas políticas arancelarias llevadas a cabo por la administración Trump, generando una respuesta sin precedentes.
El norteamericano John Reed utilizó el título que abre esta columna para encabezar su famoso libro sobre la revolución rusa de 1917. Reed había también cubierto como corresponsal de guerra, aún como estudiante de Harvard, la revolución mexicana, que plasmó en su México insurgente. Está enterrado en el Kremlin, por su afiliación comunista. El título de su libro sobre Rusia evoca la famosa frase de Lenin: “a veces, parece que no pasa nada durante siglos, y luego, en un solo día, ocurre todo”.
Pues bien, los acontecimientos que hemos vivido los últimos días parecen ser históricos (y también conmovedores)… veamos porqué:
Primero, los aranceles anunciados, aunque ahora estén 90 días en el congelador, suponen un arancel medio superior al 25%, el mayor en 100 años en EEUU, superando incluso al arancel Smoot-Hawley de 1930 (20%) que fue clave en que una gran recesión se convirtiera en una gran depresión mundial.
Segundo, EEUU pasará a ser el país del mundo con aranceles más elevados, algo que ha ocurrido muy pocas veces en la historia. Lo relevante esta vez es que el comercio mundial, medido en porcentaje de PIB, se sitúa a su vez en los niveles más elevados de la historia. Un cóctel peligrosamente histórico.
Tercero, la subida de impuestos indirecta que suponen los aranceles anunciados, tanto a empresas como a consumidores americanos, se puede situar en dos puntos de PIB. La mayor subida de impuestos en EEUU desde 1968.
Cuarto, los históricos aranceles entre China y EEUU provocarán una de las mayores convulsiones en el comercio mundial de la historia, con su consiguiente masiva relocalización. Pensando hacia atrás se me ocurre como precedente el colapso del comercio intenso que llevaba a cabo el imperio romano con la India y que desapareció con las invasiones bárbaras a principios del siglo V y quizás el declive de la ruta de la seda como consecuencia de la apertura del comercio de las especias directamente por el Índico y el Atlántico por parte de los portugueses, a primeros del siglo XVI y más tarde por los españoles, mediante la apertura del comercio chino hacia Europa vía México y el galeón de Manila.
Quinto, la volatilidad observada en bolsa estos días (45%-60%), sin llegar a los niveles alcanzados cuando la quiebra de Lehman Brothers en 2008 o el covid en 2020 (rangos del 80%-90%), es comparable con la que vivió Wall Street al conocer que los alemanes habían conquistado Francia en 1940, o la que se produjo con la explosión de la burbuja de internet en el año 2001. La volatilidad también se ha disparado a niveles históricos entre los bonos soberanos, el precio del petróleo o las divisas.
Sexto, el que se hayan anunciado aranceles entre el 17% y el 24% a países “amigos” (como Israel, Europa y Japón) y aranceles substancialmente menores a países “enemigos” (por ejemplo, 10% a Venezuela) rompe con todos los históricos esquemas geopolíticos tradicionales, en los que se alineaba la estrategia comercial con la geopolítica.
Séptimo, en épocas de enorme incertidumbre, el dólar ha dejado de actuar como valor refugio, otro hecho histórico. Muchas casas predecían que el dólar se iría a paridad o incluso a 0,9 como consecuencia de los aranceles. La realidad ha resultado muy distinta, con el dólar cayendo hasta 1,1, y los inversores refugiándose en yenes y en euros. Los fundamentales que anclaban al dólar como valor refugio, entre otros, la estabilidad institucional, parece que están siendo cuestionados.
Octavo, el bono por antonomasia, el bono a diez años del tesoro de los EEUU, mal llamado “activo libre de riesgo” ha resultado, otra vez más ser una gran fuente de riesgo. No ha actuado como valor refugio, otro precedente histórico. Además, las ventas masivas de hedge funds para liquidar sus posiciones apalancadas han provocado que las bajadas del precio de este bono elevaran su rentabilidad hasta un peligroso nivel superior al 4,5%. Este puede haber sido el factor determinante para la marcha atrás arancelaria anunciada anteayer por la administración. De hecho, el Secretario del Tesoro, Bessent, expuso en su nominación que el objetivo de la administración era lograr un 3%-3%-3%, refiriéndose a crecimiento económico, rentabilidad del bono a 10 años y déficit fiscal en % de PIB. Dicho y hecho. Parece que la realidad es que vamos a un menos 0,3% (primer trimestre anualizado según la FED de Atlanta), 4,3% (bono a fecha de hoy), y 6% (estimación de déficit por parte de la CBO) respectivamente.
Noveno, decía Larry Summers el lunes que el movimiento de la bolsa de los EEUU durante el jueves y el viernes marcaba la cuarta mayor caída consecutiva desde la segunda guerra mundial, solo superada por el crash de 1987 (“lunes negro”), la crisis financiera de 2008 y la crisis covid de 2020. Este miércoles el SP 500 subió un 9,5%, la mayor subida desde 2008, el Dow Jones, un 8%, la mayor subida desde marzo de 2020, y el Nasdaq, un 12%, la mayor subida desde la era .com. Movimientos históricos.
Décimo, dado que la única certidumbre es la incertidumbre, estamos con todo observando posiblemente el derrumbe parcial del sistema monetario Bretton Woods II, vigente desde que, en 1971, Nixon abolió “temporalmente” la convertibilidad internacional entre el dólar y el oro (cuando una onza valía 35 dólares, frente a 3.100 en la actualidad). Se trata de un cambio histórico.
Los viajeros que conocieron el esplendor del oráculo de Delfos en el siglo IV antes de Cristo, decían que en su frontispicio estaba escrito: “Conócete a ti mismo, nada en exceso”. Se refería a una famosa advertencia de la mitología griega: evita los excesos y evita el orgullo porque devienen en hubris, y el hubris acaba siendo castigado por los dioses mediante la caída en desgracia.
2.500 años después los mercados han actuado como dioses castigando el hubris de los incautos mortales que llevan a cabo históricas y erráticas políticas arancelarias.