Deberemos luchar contra el Covid-19 este otoño en parte como nuestros antepasados
Decía Pascal que la única causa de la infelicidad humana es nuestra incapacidad para quedarnos tranquilamente en nuestra habitación. Los recientes rebrotes del covid observados los últimos días en diferentes lugares de los EEUU, países emergentes, Japón y China han vuelto a generar lógicos temores. De hecho, ayer se registraron a nivel global 174.000 infectados: cifras preocupantes. El resultado ha sido una considerable volatilidad en renta variable.
Los mercados se mueven siempre entre la dicotomía “fundamental”, asociada a la hipótesis de mercados eficientes, y los movimientos ligados a la psicología financiera, más orientados por el miedo o la euforia. Los titulares asociados a los últimos rebrotes desde luego han generado miedo. “Nuevos brotes en EEUU según reabren varios estados sus economías”. “Decenas de casos en Tokio ligados a discotecas”. “Por primera vez se observan brotes en una gran ciudad China: Pekín”.
La pregunta relevante sería: ¿cómo podemos discernir si son tan preocupantes los rebrotes observados?
En el caso de los EEUU se observa un claro aumento de los nuevos casos. Sin embargo, para ver la relevancia es importante ponderarlos por tamaños poblacionales. Si analizamos los nuevos casos por millón de habitantes (cogiendo una media de nuevos casos de los últimos 5-7 días), magnitudes inferiores a 25 son razonables, superiores, peligrosas. Pues bien, en EEUU se han alcanzado los 134, cifra que contrasta con los 21 del Reino Unido, y los 2,5 de España. Si observamos la incidencia acumulada (nuevos casos en 14 días por cada 100.000 habitantes), cifras inferiores a 50 son buenas y viceversa. EEUU está en 134, España, en 8. La comparativa puede apreciarse en la tabla inferior, donde además podremos observar las diferencias entre algunos emergentes, por ejemplo con la India comportándose mejor que Rusia o Brasil.
En el caso de Japón y China los titulares pueden generarnos temor. Sin embargo, la mejor defensa frente al temor es el análisis racional. Siguiendo con el análisis de la incidencia acumulada, siendo Pekín y Tokio dos de las ciudades más pobladas del mundo (21 y 12 millones de habitantes respectivamente), el que hayan aparecido 100 nuevos casos en cada una en las últimas semanas se relativiza si lo ponemos en relación a la población de ambas. Si miramos los nuevos casos diarios por millón de habitantes en Pekín y en Tokio, nos daría 1 casos por millón en la primera ciudad, y 4 en la segunda.
Vistas así las cifras parecen otras y nos muestra una dicotomía: control en Europa, China y Japón, y descontrol en EEUU y en muchos países emergentes, con alguna excepción.
En mi opinión, además de ir analizando los actuales rebrotes, hay que centrar la atención en la muy elevada posibilidad que se producirán rebotes este otoño en países “controlados”. Recientemente, la OCDE pronosticaba una caída del PIB mundial cercana a un 6% si no se producían rebotes en otoño, y de un 8% en el caso de que estos se materializaran. En Arcano Economic Research hemos analizado en un informe todas las pandemias desde 1800, y en todas aparecieron rebrotes. La clave por lo tanto no es lo inevitable (el rebrote) sino lo posible (si el rebrote va a ser peor, igual o menos malo que esta primavera). Analizando las pandemias, la forma de los rebrotes no es nada halagüeña, pero existen poderosas razones para establecer diferencias entre 2020 y los años en los que se produjeron las pandemias de los últimos dos siglos.
Aunque nunca se hayan movilizado tantos recursos financieros y humanos para encontrar una vacuna, no es razonable pensar que ésta estará disponible para este otoño. La vacuna más rápidamente sintetizada y desarrollada de la historia fue en diez meses desde que se descubrió el patógeno (siendo lo normal un periodo de entre 5-7 años), y contando con el proceso de autorización en estado de emergencia y con poder confirmar en la clínica la hipótesis de trabajo según los hallazgos obtenidos en la fase preclínica. Por lo tanto, el escenario más probable es que la vacuna no estará disponible hasta 2021, a no ser que una vez confirmada la seguridad y eficacia se autorice un proceso de acceso temprano (Early Access Program), al que, de producirse, inicialmente sólo accedería la población de más riesgo
Lo que nos queda por lo tanto es luchar contra el covid este otoño en parte como nuestros antepasados: testeando, detectando y aislando nuevos casos. Además, tendremos la ventaja de la tecnología de nuestro lado, con apps que nos podrán facilitar el rastreo de contactos de los que hayan dado positivo. Si tenemos razón y el covid vuelve con menos intensidad, nos autoconfinaremos parcialmente. Si vuelve con peor intensidad volveremos a confinamientos forzosos. Si vuelve con la misma intensidad, quizás exploremos “confinamientos verticales” por los cuales la población más vulnerable tendrá que recluirse, de forma que se optimice la protección de vidas con la minimización del daño económico, tal y como Acemoglu ha publicado en un reciente paper en la NBER.
El economista Friedrich Hayek afirmó “la curiosa tarea de la economía es demostrar a los hombres qué poco saben en realidad sobre lo que creen que pueden diseñar”.
Estamos ahí.